El primero del día

El primero del día

El jíbaro, en la montaña,

se levanta tempranito 

y en su silencio bendito

se consagra al bien que entraña. 

Luego, no finge ni engaña,

porque él va directamente 

y, si no hay, crea el ambiente 

para el primero del día:

el beso de la armonía 

cola’o con café caliente.  

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