Porque vienen de muy lejos
siguiendo la estrella brillante.
Por lo cerca y cálidos que están,
y por su sabio camino pacífico.
Porque están cansados pero no pueden quedarse.
Después de los regalos que traen.
Porque vinieron a adorarlo
y siguen llegando a los corazones de nuestros hijos.
Para ellos, antes de partir:
¡Café por favor!, para los Reyes Magos.