Mi café en flor que engalanas
el campo con tu hermosura,
tú fascinas las alturas
con la miel que de ti emana.
Tu aroma por la mañana,
o por la tarde, es mi aviso
que con, o sin, tu permiso
siempre me lleva a abrazarte;
y alegre pienso al besarte:
sin ti, amor, no hay paraíso.