Madre mía
Madre amada: te ofrezco mi poesía,
la expresión más delicada de mi esencia,
en tributo por el don de tu existencia,
por haber dado tu vida por la mía.
Madre hermosa, de mi vida que sería
si no hubieras transformado tus dolencias
en ofrendas de valiente resistencia
para urdir, entre tus luchas, la armonía.
Me acunaste y me formaste en el camino;
¿cómo puedo, madre mía, agradecerte
por ese incesante amor, tan genuino?
Yo quisiera, madre, en este abrazo ardiente,
fundirme en tu corazón, de amor divino,
para vivir a tu amparo eternamente.