A veces mi alma suspira…,
se calla un fuerte ¡ay bendito!
y en honor a don Cholito,
‘encabulla y vuelve y tira’.
Luego, en lo que el bien me inspira
y atisbo un sol más radiante;
en lo que en calma y distante
mi alma en la paz se acrisola,
yo encuentro en un café a solas
el mejor acompañante.