¡Ah, desgraciado, si el dolor te abate, si el cansancio tus miembros entumece! Haz como el árbol seco: reverdece y como el germen enterrado: late.
Resurge, alienta, grita, anda, combate, vibra, ondula, retruena, resplandece… Haz como el río con la lluvia: ¡crece! Y como el mar contra la roca: ¡bate!
De la tormenta al iracundo empuje, no has de balar, como el cordero triste, sino rugir, como la fiera ruge.
¡Levántate! ¡revuélvete! ¡resiste! Haz como el toro acorralado: ¡muge! O como el toro que no muge: ¡¡embiste!!
José de Diego
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